La Fundación Isabel Boschi, ubicada en la calle Manuel Ugarte 2251 del barrio de Belgrano, brinda tratamiento psicológico grupal a los ofensores sexuales, y a personas con antecedentes de consumo de pornografía infantil.
Esta iniciativa tiene por objetivo crear un espacio de aprendizaje que le facilite al sujeto corregir su conducta y disminuir los factores de riesgo. La Fundación Isabel Boschi es uno de los pocos lugares del país, en donde los ofensores sexuales encuentran una nueva oportunidad de cambiar.
Un ofensor sexual se diferencia del resto de los ofensores en sus rasgos de personalidad, problemas de conducta y características demográficas. Según estudios realizados, estos sujetos muestran una alta morbilidad psiquiátrica, siendo los trastornos mentales más comunes, los trastornos de ansiedad, de estado de ánimo, abuso de sustancias, fobia social y trastornos de personalidad de tipo antisocial, limite, histriónico, narcisista, por evitación, por dependencia y obsesivo-compulsivo.
Las identificación de los factores de riesgo para el desarrollo de la pedofilia, exhibicionismo, violación y trastornos parafilicos (fantasías sexuales frecuentes que implican objetos inanimados, niños o adultos que no consienten, o el sufrimiento o la humillación de uno mismo o de la pareja), según los resultados de diferentes investigaciones demostraron que un alto porcentaje de estos sujetos parafilicos fueron víctimas de abuso emocional y/o sexual en su niñez, han vivido en una familia disfuncional y han padecido problemas de conducta. La evolución psicológica de estos pacientes resulta difícil y compleja, siendo preciso evaluar los determinantes sexuales como los no sexuales, para realizar una planificación terapéutica individual y con posibilidades de eficacia.
Los grupos que coordinan en la Fundación están compuestos por diez jóvenes de 20 a 40 años, mayormente consumidores de pornografía infantil y exhibicionistas. Muchos de ellos tienen causas judiciales y otros llegaron derivados por la Justicia Federal o entidades religiosas.
La Fundación Boschi recibe a pacientes que fueron condenados por pedofilia, y en algunos casos cumpliendo condena en un Penal Penitenciario, que fueron traídos para hacer terapia en un camión celular hasta Belgrano, mientras los esperaban el personal penitenciario afuera.
Los terapeutas señalan que la mayoría de los ofensores sexuales sufren de autoestima baja y tienen una empatía nula por el otro, pero con el tratamiento han experimentado grandes progresos. Los países como Canadá, Suecia, Estados Unidos, Finlandia, Dinamarca, Noruega y Alemania, tienen un exitoso programa para el tratamiento de los ofensores sexuales.
La Fundación, además de las terapias grupales e individuales, ofrece información científica a Escuelas, Complejos Penitenciarios, y cursos de educación sexual. La pandemia no impidió seguir con los tratamientos, y las reuniones grupales semanales se hicieron vía zoom.