Los sindicatos de la Mesa Nacional del Transporte reprogramaron el paro nacional
para el 30 de octubre, afectando trenes, aviones y barcos. La participación de los
colectivos, liderados por la UTA, sigue en duda debido a una negociación salarial en
curso.
Los principales gremios del sector transporte anunciaron un paro nacional de 24 horas
para el próximo 30 de octubre, luego de haber postergado la medida que estaba
originalmente programada para el 17 de octubre. Esta decisión fue tomada en el
marco del plenario de la Mesa Nacional del Transporte, que reunió a comisiones
directivas y delegados de siete sindicatos clave, quienes buscan diferenciarse de la
Confederación General del Trabajo (CGT) y elevar sus demandas.
La medida afectaría gravemente al país, paralizando trenes, aviones, camiones y
barcos. Sin embargo, la gran incógnita está en si los colectivos, agrupados bajo la
Unión Tranviarios Automotor (UTA), se sumarán a la protesta. La ausencia de este
sindicato en el plenario, encabezado por su secretario general Roberto Fernández,
hace suponer que podrían no adherirse, dado que la UTA se encuentra actualmente
en medio de negociaciones salariales con los empresarios del sector.
Uno de los motivos principales de la postergación del paro fue justamente la situación
de la UTA. El gremio de los colectiveros se encuentra bajo un período de conciliación
obligatoria dictada por la Secretaría de Trabajo, lo que impide que se sumen a
medidas de fuerza mientras duren las negociaciones. Una nueva audiencia entre las
partes está programada para este jueves, pero de no llegarse a un acuerdo, la UTA no
tendría habilitación para declarar un paro hasta el 28 de octubre, solo dos días antes
de la fecha establecida por la Mesa Nacional del Transporte.
El encuentro sindical que decidió el paro del 30 de octubre se realizó en el Complejo
Deportivo de la Federación de Peones de Taxis, con la participación de importantes
gremios como Camioneros, liderado por Pablo Moyano; los pilotos representados por
Pablo Biró; aeronavegantes bajo Juan Pablo Brey; La Fraternidad, que agrupa a los
ferroviarios, y los marítimos del Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU).
También estuvieron presentes organizaciones invitadas como la Asociación Obrera de
la Industria del Transporte Automotor (AOITA) y el Sindicato de Apuntadores
Marítimos (SEAMARA).
A pesar de las fuertes intenciones de concretar la medida, varios dirigentes
consideraban prudente postergar el paro para garantizar la adhesión de la UTA, dado
que los choferes de colectivos resultan decisivos para lograr una paralización total del
transporte en el país. No obstante, la actitud dialoguista del sindicato de Fernández y
su ausencia en el plenario refuerzan la idea de que no participarán en la protesta.
La ausencia de la UTA en la convocatoria del plenario tiene una lectura más profunda
en el entramado sindical argentino. Desde el sector más dialoguista de la CGT, se
impulsó la negociación de Fernández con los empresarios del transporte, en un intento
por evitar que los colectiveros se sumen al paro y mantengan la negociación salarial
dentro de los márgenes de la conciliación obligatoria. En paralelo, este sector
dialoguista ha buscado mediar entre los gremios de la UTA y funcionarios del gobierno
libertario, a fin de cerrar un acuerdo salarial favorable y desactivar la participación en
el paro.
Esta situación genera tensiones dentro de la CGT, dado que el ala más dura,
compuesta por gremios como Camioneros y los aeronáuticos, insiste en avanzar con
la medida de fuerza como una herramienta de presión frente al gobierno y los
empleadores. La UTA, por su parte, sigue enfocada en alcanzar un acuerdo favorable
para sus afiliados, preocupados también por la reciente desregulación del transporte
automotor de media y larga distancia, anunciada por el gobierno.
El gobierno de Javier Milei, representado por tres funcionarios clave: Guillermo
Francos, jefe de Gabinete; Julio Cordero, secretario de Trabajo, y Santiago Caputo,
asesor presidencial, ha mantenido un diálogo abierto con los dirigentes sindicales, en
un intento por evitar que el paro de transporte escale a una situación de mayor
conflicto social.
En una reciente reunión en la Casa Rosada, la CGT logró un acuerdo con el gobierno
para moderar algunos aspectos de la reforma laboral, específicamente en lo
relacionado con el polémico artículo anti-bloqueos, que ahora será revisado en una
mesa de diálogo tripartita. Esto permitió reducir las tensiones, aunque no fue suficiente
para desactivar la medida de fuerza impulsada por el ala más dura de la CGT.
