Además, la mayoría de los siniestros ocurre de noche y durante los fines de semana. El dato se desprende del último informe del Observatorio de Seguridad Vial de la Ciudad.
Los datos surgen de un informe realizado por el Observatorio de Seguridad Vial de la Ciudad (OSV), que por primera vez analizó los motivos de los siniestros. Para ello, se tomó una muestra sobre 113 casos ocurridos entre 2016 y 2018 y se revisaron las pericias y otras pruebas acumuladas en los expedientes judiciales. Además, se tuvieron en cuenta sólo los hechos sucedidos en calles o avenidas; no se incluyeron los ocurridos en autopistas.
“Conocer los factores que intervienen en los siniestros de tránsito nos ayuda a implementar acciones según la particularidad de cada caso y a incorporar elementos que brinden herramientas al peatón, ciclista y conductor a tomar decisiones responsables de movilidad”, expresó Adriana Jakovcevic, gerenta operativa del Observatorio de Movilidad y Seguridad Vial de la Ciudad de Buenos Aires.
Los incidentes suelen producirse de noche y durante los fines de semana.
“Encontramos que la mayoría de los hechos se produjo de noche, especialmente los días de semana, y en general en las esquinas”, agregó Jakovcevic.
El horario tiene una explicación razonable en relación a la principal causa señalada por el organismo porteño: si bien de noche hay menos tránsito, hay más espacio para acelerar y, a igual velocidad, una moto puede necesitar hasta el doble de metros para frenar que un auto.
Por otro lado, se suele presentar una combinación de malas conductas viales: según el OSV, en el 43% de los siniestros tanto el motociclista como el otro protagonista del choque cometieron alguna infracción.
Del informe también se desprende que el 37% de las personas que va a la Dirección de Tránsito a tramitar la licencia de conducir no aprueba el examen práctico.
La situación es particularmente preocupante porque los motociclistas son, después de los peatones, los actores del tránsito con más muertos. En 2018 (último dato disponible) fallecieron 56, el 38% del total de las víctimas fatales en el tránsito.
Hay otro factor que también preocupa. Según otro estudio del OSV, realizado en 2018, en el 27% de los casos el motociclista fallecido había tomado alcohol por encima del límite legal, que es de 0,2 gramos por litro de sangre. En algunos episodios, en los dosajes que les hicieron a los fallecidos encontraron hasta el triple del límite de alcoholemia.
“Este tipo de estudios nos permite visibilizar el problema del exceso de velocidad y ver cómo trabajar. Por ejemplo, se puede analizar si no sería conveniente reducir las velocidades máximas en algunas vías de la Ciudad. Distracciones y errores en el manejo siempre van a existir, lo importante es que no le cuesten la vida a nadie”, reflexionó Jakovcevic.