El Obelisco porteño, testigo de la historia, las celebraciones y las manifestaciones de la ciudad, se prepara para un cambio inédito. La Ciudad de Buenos Aires anunció que el monumento será sometido a una serie de refacciones que incluirán la instalación de un ascensor y la posibilidad de que el público acceda a su interior, algo impensado hasta ahora.
Del símbolo inalcanzable a una experiencia inmersiva
Desde su inauguración en 1936, el Obelisco ha sido un ícono indiscutido de la capital argentina, pero siempre ha permanecido cerrado al público. Su interior, hasta ahora accesible solo para mantenimiento, cuenta con una estrecha escalera de 206 peldaños que conducen a la cima, donde cuatro pequeñas ventanas permiten una vista única de la ciudad. Con las nuevas reformas, la experiencia cambiará por completo.
El proyecto contempla la instalación de un ascensor panorámico, lo que permitirá que más personas –incluidas aquellas con movilidad reducida– puedan disfrutar de la vista desde lo alto. Además, se prevé una intervención en la base del monumento para sumar un espacio de exhibición con material histórico y experiencias interactivas sobre la evolución del Obelisco y su impacto en la identidad porteña.
Un nuevo atractivo turístico para la Ciudad
Con esta apertura, el Obelisco se sumará a la lista de monumentos visitables de Buenos Aires, posicionándose como un nuevo atractivo turístico de alto impacto. Las autoridades esperan que la iniciativa fortalezca el turismo cultural y brinde a los ciudadanos una manera inédita de redescubrir su propio patrimonio.
Si bien aún no se han anunciado fechas exactas, las obras comenzarían en los próximos meses y se espera que el nuevo Obelisco abra sus puertas en 2026, cuando cumpla 90 años. La transformación de este ícono marca un paso más en la modernización de los espacios urbanos de la ciudad, sin perder la esencia que lo convirtió en un emblema indiscutible de Buenos Aires.
