Con las primeras bajas temperaturas, el cuerpo comienza a demandar más energía. En esta etapa, una alimentación balanceada y acorde a la estación puede ser nuestra mejor aliada para prevenir enfermedades, mantenernos activos y sentirnos bien, incluso en los días más fríos.
El cambio de estación trae consigo no solo abrigos y estufas, sino también una transformación en las necesidades del cuerpo. Con menos horas de sol y más tiempo en ambientes cerrados, es habitual que aumenten los casos de gripe, resfríos y otras afecciones respiratorias. En este contexto, la alimentación cumple un rol clave para fortalecer el sistema inmune y brindar el calor y la energía que el cuerpo necesita.
Nutrientes esenciales para el frío
Durante el otoño y el invierno, es importante incorporar alimentos que aporten:
- Vitamina C: fortalece las defensas y ayuda a combatir virus. Se encuentra en cítricos (naranja, mandarina, pomelo), kiwi, frutillas y verduras como el morrón rojo y el brócoli.
- Vitamina A y betacarotenos: importantes para la salud de la piel y las mucosas. Presentes en zanahoria, calabaza, espinaca y batata.
- Hierro y zinc: claves para el sistema inmunológico. El hierro está en carnes rojas, lentejas y vegetales de hoja verde, y el zinc en frutos secos, semillas y mariscos.
- Proteínas: ayudan a reparar tejidos y mantener la masa muscular. Se pueden incorporar a través de carnes magras, huevos, legumbres y productos lácteos.
Platos de estación que reconfortan y nutren
El otoño y el invierno son momentos ideales para preparar comidas calientes y reconfortantes que también sean nutritivas. Algunas opciones recomendadas:
- Sopas y caldos caseros: con verduras de estación, legumbres y cereales integrales. Son livianos, hidratantes y energéticos.
- Guisos y estofados: ideales para aportar calorías saludables, si se preparan con ingredientes balanceados, como arroz integral, lentejas, vegetales, y cortes magros de carne.
- Infusiones calientes: como el té de jengibre, manzanilla o menta, que además de calentar, pueden tener propiedades digestivas o antiinflamatorias.
- Frutas y verduras cocidas: las compotas de manzana o pera, y las verduras al vapor o salteadas, son formas agradables y digestivas de consumir vegetales.
Hidratación: la gran olvidada del invierno
Cuando hace frío, muchas personas reducen la ingesta de líquidos, ya que la sensación de sed disminuye. Sin embargo, el cuerpo sigue necesitando agua para funcionar correctamente. Además de agua, se pueden sumar caldos, infusiones sin azúcar y jugos naturales. Evitar el exceso de bebidas con cafeína, que pueden tener efecto deshidratante.
Evitar los excesos y mantener el equilibrio
El frío puede generar mayor apetito y tentación por alimentos muy calóricos o ultraprocesados. El secreto está en no prohibirse, pero sí moderar las porciones y priorizar lo casero y nutritivo. Los antojos dulces pueden reemplazarse por opciones como budines integrales, frutas asadas con canela o chocolate amargo con frutos secos.
Adoptar una alimentación variada, rica en nutrientes y adecuada a la estación no solo contribuye a evitar enfermedades, sino que mejora el estado de ánimo y brinda energía para enfrentar los días grises. Combinada con una buena hidratación, abrigo inteligente y descanso suficiente, la comida de invierno puede convertirse en una herramienta fundamental para vivir los meses fríos de forma saludable y placentera.